Hemos llegado al final del 3er Ciclo Pedagógico casi sin darnos cuenta. El martes tuvimos con nosotros a la última ponente de este año: Miren Ros. La educadora nos ofreció la charla ‘Presencia y uso de las pantallas en la infancia’, en la que, entre otras cosas, habló sobre la influencia de las pantallas en nuestros niños, la reflexión sobre el uso propio que hacemos los adultos y dio recomendaciones para un uso adecuado.
Como sabréis, Miren Ros Aiartzaguena es la fundadora del proyecto Bidelagun, que ofrece información, formación y asesoramiento para familias y educadores/as. Ha pasado la mañana y la tarde en nuestra ikastola, y hemos aprovechado para estar un rato con ella.
¿Qué efecto tienen las pantallas a esa edad? ¿También pueden crearles adicción?
Debemos pensar que los cerebros de estos niños y niñas se están desarrollando. Según las experiencias que les pongamos, su cerebro se desarrollará de una manera sana, constructiva, enriquecedora o justo al contrario. Por eso es muy importante, sobre todo en estas edades tan tempranas, que la exposición de las pantallas sea cero o casi cero.
En lo que a la adicción respecta, claro que les genera, y la influencia que eso tiene en un cerebro tan joven es demoledora.
¿Qué punto de vista tienen los alumnos? ¿Son conscientes de los riesgos?
Sí, pero están en otro punto. Pueden ser muy críticos/as y cuando les guiamos la mirada suele ser más fácil. En LH 5 les planteo diferentes situaciones; por ejemplo les pregunto si cuando están jugando en la calle con los amigos y amigas, si alguien saca una pantalla, se corta el juego, y en general responden que sí, pero son conscientes del problema. Me gustaría grabar esas reflexiones y enseñárselas de aquí a dos años y ver cómo están.
Pero la reflexión interna la hacen...
Sí, sí. Algunos/as dicen que no quieren: "A mí me dicen que a los 12 años me van a comprar un móvil, pero yo no lo necesito". Hay quienes están en ese punto, y está muy bien. Asimismo, se puede ver que en algunas casas lo trabajan. Poco a poco. Yo creo que la sociedad en general está cambiando en torno a este tema y hay conciencia y sensibilización. Lo noto en las aulas y en las familias.
Con los del LH 5 en concreto es bonito porque algunos tienen hermanos y hermanas mayores con móvil propio y están viendo el uso que le dan, cómo ha cambiado su relación -porque ya no juegan tanto juntos/as-, que siempre están mirando la pantalla... También es importante enseñarles eso: "¿Os dais cuenta? ¿Vosotros/as queréis eso?". Tienen claro que no, así que la otra pata que nos falta es trabajar con las familias; que pospongan su uso, que realmente merece la pena. Básicamente, cuando introducimos la pantalla, no ponen en marcha sus recursos propios, se hacen dependientes de de ella, y además, la infancia se reduce, no juegan.
Los cerebros de los y las niñas se están desarrollando. Según qué experiencias les pongamos, se desarrollaran de una forma sana, constructiva, enriquecedora o totalmente lo contrario.
¿Qué inquietudes tienen los padres?
Por un lado, cómo gestionar cuando ven la necesidad de darles la pantalla, ya que, de lo contrario, no saben qué hacer. Lo que pasa es que desde el momento en que ponemos una pantalla, no hay niños/as. Yo creo, y eso también se lo comunico a las familias, que lo más importante es la presencia del aita y la ama. Que las familias estén ahí.
Por otro lado, en las charlas la principal preocupación también es la influencia de las pantallas en los y las niñas, pero yo pongo el foco en las personas adultas, en la reflexión sobre el uso que hacemos. Al fin y al cabo, nuestros y nuestras txikis están viendo eso, y mientras miramos la pantalla, no estamos haciéndoles caso.
Por eso, la presencia de padres y madres en estas edades es imprescindible; estar, comunicarse, mirarles a los ojos... Por eso, cuando me preguntan cuánto tiempo conviene que los y las niñas estén delante de la pantalla, yo les digo que cero. Ya está, no hay más. Algunas familias les ponen el teléfono o alguna otra pantalla durante las comidas, creyendo que comen "bien". Esto es muy perjudicial muchas veces porque tienen la atención en la pantalla y no en lo que están comiendo.
A edades tan tempranas es imprescindible que la exposición a las pantallas sea cero.
¿Qué podemos hacer las personas adultas?
La primera tarea es que cada quien haga su reflexión sobre el uso y tomar decisiones. Dar pasos hacia un uso más adecuado. Es muy difícil, pero yo lo comparo con usar tijeras; coges las tijeras y las usas para hacer algo, cortas, y después las guardas. Con el móvil o la tableta no hacemos eso. Un uso adecuado requiere madurez, formación y sensibilización. Las personas adultas primero tenemos que mirarnos a nosotras mismas, y luego, abrir la comunicación con nuestros hijos/as.
Pero no sólo eso; la responsabilidad es de las familias, claro, pero la sociedad también tiene una responsabilidad colectiva. Lo tenemos todo por internet: horarios, entrenamientos... La sociedad también nos empuja a ello, y yo creo que ha llegado el momento de pararnos y reflexionar un poco. En ese sentido, creo que poco a poco vamos por el buen camino.
