
Nerea Morales es educadora, ama y miembro del Consejo Rector de la ikastola. Además, también es responsable del Grupo de Coeducación. Ahora, ha tomado el cargo de presidenta de la ikastola, y, entre otras cosas, nos ha hablado de lo que eso ha supuesto para ella, del balance del curso y de los próximos retos.
¿Cuál es tu recorrido en la ikastola?
Hace 11 años que soy cooperativista de la ikastola, desde que nació mi hijo mayor. Teníamos muy claro cómo y dónde queríamos educar y criar a nuestro txiki en lo que respecta a fuera de casa, no solo por el apego de la ikastola al euskara y la cultura vasca, sino también por su carácter innovador y cooperativo. Considero que los valores que promueve esto último ofrecen una gran oportunidad para colaborar en común en este espacio donde la participación de la totalidad de personas socias es bienvenida.
El hecho de ser trabajadora de la misma, por otra parte, me ofrece una visión más amplia de la Ikastola, así como ser parte del Consejo Rector; lo que me lleva a la conclusión de que todas las personas implicadas, tanto las que habitualmente tenemos más presentes las familias (el profesorado, por ejemplo), como quienes nos guían pedagógicamente o están de una u otra manera, bien en secretaría, en el comedor, en limpieza o en mantenimiento, dan lo mejor de sí mismos y mismas para que la Ikastola avance en la dirección adecuada.
Y esto, unido al ambiente cercano que generan las familias, no hace sino que me sienta más orgullosa de pertenecer a esta gran familia que apuesta por educar lo mejor posible a esos tesoros que tenemos en casa.
¿Cuáles consideras los retos que tiene la ikastola entre manos?
En lo que respecta al profesorado, este año hemos recibido formación sobre IHMO o el denominado Marco General de Educación de las Ikastolas. En ella hemos reflexionado sobre el proyecto educativo renovado, con el modelo de persona como eje, y los pasos a seguir de cara al futuro. Uno de los retos que tenemos entre manos es, por lo tanto, traerlo a Armentia y hacerlo nuestro, ya que vamos a dar el salto del perfil de salida al modelo de persona.
Hay por otra parte un gran reto, que si bien tiene al alumnado en el centro, está dirigido a toda la comunidad: el euskara. Somos conscientes de que la situación sociolingüística y la sociedad, en general, tal vez no sean el entorno más adecuado para vivir realmente en euskara, pero lo que queremos conseguir, además de educar a euskaldunes plurilingües, es incidir en la capacidad y el uso del idioma que tienen nuestros alumnos y alumnas.
Para ello, teniendo en cuenta que en la Ikastola no pasan tantas horas, es imprescindible tomar medidas al margen de esta, y teniendo en cuenta que la situación de cada familia es diferente, es conveniente a su vez fomentar el uso del euskera en el tiempo libre y en otras actividades, en este proceso en el que seremos compañeros y compañeras de viaje.
¿Hay algo, a tu parecer, a trabajar con prioridad?
Uno de los principales retos, siendo una cooperativa integral, es aumentar el apego tanto de familias como personas trabajadoras a la Ikastola, ya que nuestro objetivo es llegar a su conjunto. Aunque los valores que constituían esta Ikastola en sus inicios siguen siendo los mismos, las circunstancias han ido cambiando, y hemos de conseguir despertar la adhesión a esta gran familia que somos hoy en día como Ikastola.
En mi opinión, y como he comentado previamente, tenemos un carácter de cooperativa que es para sentir orgullo, en el que todas las personas partícipes tenemos la oportunidad de decidir y colaborar. Pero para conseguir estos objetivos y aumentar a su vez la participación de toda la comunidad debemos dar pasos cuanto antes.
Somos conscientes de que cada individuo tiene sus propias circunstancias personales, y que muchas veces no es fácil sacar momentos para una o uno mismo, pero en la medida de lo posible, cada cual con su granito, sigamos construyendo la Ikastola que necesitan nuestros y nuestras txikis y los hijos e hijas que no son tan txikis.