
Al igual que en los últimos años, un año más la experta Miren Ros ha abordado el estudio sobre los móviles y teléfonos inteligentes con familias y alumnado de LH5. «Si tenemos que traer el resultado a una línea, esta vez también, hay que felicitar a la comunidad».
En cuanto a los datos expuso los siguientes. En primer lugar, sobre la evolución de los móviles propios:
Posteriormente, habló también sobre cuándo comprar un móvil:
En cuanto a las conclusiones, he aquí algunas observaciones realizadas por Miren Ros:
- En general, se les ve tranquilas y tranquilos sobre su deseo de tener un móvil.
- Hay diferencias en cada clase: mientras unos pocos y pocas alumnas lo utilizan mucho, otros y otras apenas.
- Las cosas van cambiando; más sensibilidad hacia el tema, ven y comprenden claramente que no necesitan el móvil, pero todavía hay desconocimiento sobre los riesgos.
- Han recibido mensajes conjuntos en casa y en la ikastola.
- Edades clave para trabajar, son sensibles ante daños cerebrales.
- La evolución de los móviles propios ha sido notable, han disminuido mucho y las expectativas de tenerlo se han alargado mucho en edad.
En consecuencia, hay que continuar con la elaboración. Además, puso sobre la mesa que podría ser interesante fomentar "pactos" con las madres y padres para retrasar la compra de móviles. Recordemos que Altxa Burua ha iniciado una iniciativa parecida en la ikastola con interesantes resultados.
Junto a ello hizo una serie de recomendaciones a los padres, todas ellas con un mismo objetivo: que el adulto sirva de ejemplo. Así, aconsejó, entre otros, no utilizar pantallas durante las comidas, establecer horarios fijos para el uso de las pantallas, no utilizar pantallas en la habitación, dejar el ordenador, la tableta... en el salón o dejar los móviles de casa en un lugar por la noche, si tienen plan con los amigos, hacer dejar el móvil en casa, retirar las notificaciones de las aplicaciones, no tener una red social en la primera pantalla, usar el despertador "clásico", poner la pantalla del teléfono monocromática, etc.
Además, por supuesto, dio importancia a que hablaran con los hijos e hijas sobre el tema y a que trabajaran en conjunto. Es decir, decidir en familia dónde van a dejar los dispositivos; impulsar actividades sin pantalla; ser compañeros y compañeras de viaje como en otros ámbitos de la educación, hablar de Internet, pensar en las consecuencias de lo que se dice en Internet, etc.