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El juego, imprescindible para vivir, amar y aprender

Irudia
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Durante los primeros meses se construyen los cimientos de todos los conocimientos y capacidades que se desarrollan a lo largo de la vida. Estas bases se construyen a través del juego. Empezamos a jugar con la teta materna, descubrimos el propio cuerpo después y más tarde, nos dedicamos a explorar el mundo.

La capacidad de juego es innata y es clave para los procesos de aprendizaje. Permite el desarrollo de competencias fundamentales para la vida:

  • Creatividad
  • Colaboración
  • Observación
  • Empatía
  • Estrategia
  • Autonomía
  • Eficacia

El juego es clave para el desarrollo y aporta beneficios a nivel emocional, físico, cognitivo y social, permitiendo adaptarnos a nuestro entorno y a la trayectoria evolutiva.

Es una acción autónoma y autorregulada; un movimiento vital básico que surge del interior del organismo. Se genera por una tensión interna frente a la cual el organismo busca el equilibrio, la autorregulación. Gracias a esta tensión se mueve y juega el/la niño/a, buscando el placer y sentirse a gusto consigo mismo/a. La vida es tensión y distensión. Al juego, más que los objetivos, le dan sentido las vivencias, el placer y la autorregulación.

“La experiencia del juego cambia las conexiones de las neuronas en la corteza prefrontal del cerebro, y sin experiencia de juego, esas neuronas no cambian. Son esos cambios en la corteza prefrontal durante la infancia los que ayudan a conectar neuronalmente el centro de control ejecutivo del cerebro, que tiene un papel fundamental en la regulación de las emociones, en la capacidad para planificar y en la resolución de problemas. Así que el juego es lo que prepara un cerebro infantil para la vida, el amor y hasta para la escuela.”

-Jon Arana, 2022-

El juego nunca tiene por qué terminar. A medida que vamos creciendo, cambian los modos, las estrategias... pero sigue el juego.

Es terapéutico; cura. El niño/a revisa su vida a través del juego; le permite trabajar sus dudas, sus miedos, sus deseos, sus nudos emocionales... Al jugar con ellos a nivel simbólico, los expulsa e integra de otra manera. El juego permite personificar miedos y enfados. Solo/a no puede superarlos; sí, sin embargo, a través del juego. Esto se da gracias a los recuerdos conscientes e inconscientes de placer que ha interiorizado en sus primeros años de vida.

 

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