Esta vez nos hemos metido en la clase de HH 4D. Los y las txikis están rodeando un papel ancho blanco, con nervios, sin poder aguantar la sonrisa. Llevan puestas las batas y están descalzos y descalzas, casi dando saltos. A un lado de la clase, encima de unas mesas, hay pintura de manos de colores, y al otro lado, cuatro sillas y un par de cubos llenos de agua. Con un simple vistazo panorámico se puede adivinar fácilmente qué están esperando hacer.
La tutora Aitziber Gomez explica que están trabajando el cuento de La Cigarra y la Hormiga acompañados/as de escuchas musicales. Los y las txikis han escuchado tres veces la música: “La primera vez, la han escuchado de manera relajada; la segunda, hemos comentado lo que les ha venido a la cabeza cuando la han escuchado”. En este caso, Gomez ha explicado que se trata de música melancólica, y la mayoría la ha identificado como triste. Eso les ha dado la oportunidad de hablar sobre diferentes sentimientos. Finalmente, “la tercera vez, además de escuchar, han movido el cuerpo libremente al ritmo de la música”. Poco a poco, han comenzado a moverse alrededor del papel blanco.
Han parado la música, y se han acercado a las mesas donde están las pinturas de manos. Han puesto tres cajas, han elegido los colores y han mezclado la pintura. Todos y todas están muy atentas, escuchando lo que les dice la tutora: tienen que elegir los colores del otoño para esta actividad. Para terminar, se han vuelto a juntar al borde del papel blanco, en fila detrás de las cajas que llevan las pinturas. Aitziber ha vuelto a poner la música, y con mucho cuidado, han metido los pies en las cajas, para impregnarse bien. Después, con las huellas que han ido dejando las pisadas, han creado el mural de otoño.
Más a gusto que a gusto, dando vueltas, saltando, incluso con los ojos cerrados en algún momento. Ha habido quien se ha conformado con ver a sus compañeros/as y se ha quedado en la silla. Quizá la próxima vez se atreverá a hacer estampaciones con los pies, dejando así su huella. Para terminar, de nuevo en fila, se han sentado en las sillas del otro lado y se han limpiado los pies con agua, como si de un spa se tratase.