Hasta los 0-1 años morder es un medio de exploración para los y las niñas. A esta edad no son conscientes del daño que pueden hacer, y lo perciben como una forma más de relacionarse y satisfacer su necesidad de hacerlo. También puede ser que lo hagan por el dolor que les produce los dientes al salir.
Entre los 1 y los 2 años lo utilizan mayoritariamente como una forma de comunicación, ejerciéndola como un acto espontáneo. Muchas veces no saben cómo compartir las cosas y ello les genera en un estrés o frustración que desemboca en este tipo de actitudes.
Algunas recomendaciones de intervención cuando se dan acciones de este tipo:
- La intervención del adulto debe realizarse en ese momento.
- No hay que morderle a los niños para enseñarles cuánto duele.
- Es necesario verbalizar sus acciones: “le has hecho daño” o “tu amigo o amiga está llorando”.
- Verbalizar sus sentimientos. Sé que estás enfadado o enfadada.
- La atención excesiva puede tener un efecto contraproducente
- Muéstrale alternativas de interacción social “Es mejor acariciar”.
- Observar los diferentes elementos que han desembocado en ese comportamiento, para conocer bien la causa y poder intervenir mejor (tiempo, espacio, número de niños, motivo, claridad...).