Nunca olvidan el día de la “psico” y se ha vuelto bonito para el profesorado volver a escuchar la pregunta que antes se escuchaba "¿hoy tenemos colchonetas?". De una manera tan simple pero llena de significados y vivencias para ellas y ellos. Porque relacionan este espacio con colchonetas, disfrute y retos, aunque a veces también aparece la tristeza y el miedo.
Las personas nos sentimos seguras cuando no tenemos que controlar nuestro entorno y en esta habitación es lo que se consigue, se muestran como son con sus miedos, limitaciones, capacidades, fortalezas y debilidades de cada cual.
La sala de psicomotricidad es un espacio privilegiado e inigualable en el que el niño o la niñas se siente aceptado/a. Un lugar que desean, no sólo por lo que se puede hacer o ser, sino por lo que viven y sienten allí.
En esta disciplina la niña o el niño es el protagonista de su aprendizaje, el juego empieza por sus deseos, respetando los ritmos y las necesidades de cada persona. Ayudamos al niño/a a ser él/ella mismo/a y así se siente capaz de crear. Al fin y al cabo, el lenguaje de la igualdad, porque también es tratar diferente a los niños y niñas.
El profesorado aprende a entender la expresión motriz no verbal; cómo se mueve, cómo utiliza su cuerpo, cómo mira, cómo llora o cómo expresa su desacuerdo... y la herramienta que utiliza la niña o el niño para todo esto es el juego, la herramienta más válida que utiliza naturalmente para desarrollarse.